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viernes, 5 de junio de 2015

El Libro del Amduat

Describe el viaje de Ra en su barca solar por la Duat, el Más Allá, durante las doce horas nocturnas, venciendo toda clase de peligros, y de su renacimiento al amanecer como Jepri.

 Cada hora tiene tres partes: la central representa a Ra y a su séquito, Upuaut (El que abre los caminos), Sia (Concepto), Hu (Mandato) y otros, y la superior e inferior las orillas del río con sus habitantes.

Según los sacerdotes de Heliópolis, se confirma la supremacía de la creación de Ra, que crea su propia forma de Jepri, a los dioses de su barca como manifestaciones de él mismo, a los demás dioses (Enéada) y a la humanidad, como se refleja continuamente: los dioses de la Duat, el inframundo, reviven cada noche cuando oyen su voz y lo proclaman. El Abismo preexistente del que el gran dios nació por sí mismo, acecha continuamente así como sus criaturas que son aniquiladas por los dioses.


                                      

viernes, 15 de mayo de 2015

La barca solar

La barca solar es un elemento simbólico de la mitología egipcia vinculado al ciclo diario del Sol y al demiurgo que es asociado con Ra. 

Para los egipcios, el ciclo perpetuo de la llegada y la puesta del Sol es comparable al ciclo de la vida y de la muerte. Así, cada mañana el Sol nace en oriente, crece hasta el cenit, envejece hacia occidente, y luego desaparece en el reino de los muertos, la Duat. Este viaje diurno, el dios solar, Ra, lo efectúa a bordo de una barca llamada mandyet

 El periplo perpetuo de Ra no conoce pausa al atardecer, al contrario, sólo empieza de nuevo. Es en otra barca, llamada mesektet, en la que comienza su periplo subterráneo, el que atraviesa durante las doce horas de la noche antes de poder renacer por la mañana. En el reino de los muertos, debe enfrentarse con las fuerzas del caos, en las que el representante más poderoso es la serpiente Apofis. En la barca es acompañado por otras divinidades que le ayudan a luchar contra el caos.

 

Los Hijos del Desorden

Hijos del desorden es como se le llamaba a los dioses egipcios Osiris, Horus, Seth, Isis y Neftis. Se les llamaba así porque sus discusiones y peleas desequilibraron el orden cósmico (Maat).

Estos son los dioses que nacieron en los días epagómenos, que son hijos de Geb y Nut (Excepto Horus que lo es de Isis y Osiris). La leyenda de sus nacimientos es:
Ellos son hijos de Geb y Nut, fruto de una intriga amorosa. Cuando Ra se entera de la infidelidad de su esposa, decreta la imposibilidad de parirlos en ningún mes del año. Thot, otro amante de Nut, jugando una partida con la Luna (Jonsu), consiguió ganarle una 72ª parte de cada día del año, con la que compuso cinco días que añadió al año egipcio de 360 días. Es el origen mítico de los cinco días epagómenos, considerados fuera del año, y exentos de la maldición de Ra.
En los días epagómenos, nacieron en orden de días:
  1. Osiris, fue considerado un día desafortunado. 
  2. Horus El Viejo, fue considerado un día afortunado o desafortunado. 
  3. Seth, fue considerado un día desafortunado. Nació rasgando el costado de su madre. 
  4. Isis, fue considerado un día afortunado. 
  5. Neftis, fue considerado un día desafortunado.  


El Ojo de Horus

El Ojo de Horus, o Udyat "el que está completo", fue un símbolo de características mágicas, protectoras, purificadoras, sanadoras, símbolo solar que encarnaba el orden, lo imperturbado, el estado perfecto. El Udyat es un símbolo de estabilidad. 

 

Horus era hijo de Osiris, el dios que fue asesinado por su propio hermano Set. Horus mantuvo una serie de encarnizados combates contra Set, para vengar a su padre. En el transcurso de estas luchas los contendientes sufrieron múltiples heridas y algunas pérdidas vitales, como la mutilación del ojo izquierdo de Horus. Pero, gracias a la intervención de Tot, el ojo de Horus fue sustituido por el Udyat, para que el dios pudiera recuperar la vista. Este ojo era especial y tenia cualidades mágicas.
  
Amuleto mágico
El Ojo de Horus, o Udyat, se utilizó por primera vez como amuleto mágico cuando Horus lo empleó para devolver la vida a Osiris.

Gozó de gran popularidad en el Antiguo Egipto, siendo considerado un amuleto de los más poderosos: potenciaba la vista, protegía y remediaba las enfermedades oculares, contrarrestaba los efectos del "mal de ojo" y, además, protegía a los difuntos. Como talismán simboliza la salud, la prosperidad, la indestructibilidad del cuerpo y la capacidad de renacer. Incluso en la actualidad se sigue utilizando como amuleto por personas que practican diversas religiones en todo el mundo.

 

viernes, 24 de abril de 2015

La Casa de la Vida

Casa de Vida (en egipcio: Per Anj) era el nombre dado a la institución existente en el Antiguo Egipto dedicada a la enseñanza en su nivel más avanzado, funcionando igualmente como biblioteca, archivo y taller de copia de manuscritos. Las Casas de Vida eran accesibles sólo a los escribas y a los sacerdotes. No se conocen muchos pormenores sobre esta institución, pero se sabe que surgió en la época del Imperio Antiguo. Estaba formada por dos salas principales y sus anexos, uno de ellos era la casa del director de la institución. Entre las enseñanzas impartidas se encontraban las de medicina, astronomía, matemática, doctrina religiosa y lenguas extranjeras. 

Los escribas que trabajaban en las Casas de Vida tomaban títulos como "Servidores de Ra" o "Seguidores de Ra". Ra era el dios solar egipcio, aquel que daba la vida; así, el título estaba asociado a la idea de que los escribas serían ellos mismos transmisores de vida. Las Casas de Vida se encontraban también asociadas a Osiris, dios del renacimiento. Se creía que el acto de copiar textos ayudaría al dios a renacer todos los años en su festival.

En estas casa de vida también funcionaban unos establecimientos que podrían ser considerados una especie de sanatorio.

El Libro de Thot

El Libro de Thot es un texto que aparece fragmentado en diversos papiros, la mayoría pertenecientes al siglo II. Además, hay versiones diferentes, aunque las recopilaciones han llevado a reconstruir una historia común a todos ellos, básicamente un diálogo en el que hay dos interlocutores, el dios Thot y un discípulo que “aspira a saber”, aunque hay otro dios, probablemente Osiris. La leyenda dice que el libro fue escrito por Thot, el dios de la escritura y el conocimiento. Contiene dos encantamientos, uno de los cuales, supuestamente, permite, a quien lo lea, percibir a los dioses por sí mismo.

Argumento

La historia que se relata cuenta que el Libro de Thot se ocultó en el fondo del Nilo, cerca de Coptos, donde fue encerrado dentro de una serie de cajas guardadas por serpientes. Más tarde, el príncipe egipcio Neferkaptah luchó con las serpientes y recuperó el libro, pero, en castigo por habérselo robado a Thot, los dioses mataron a su mujer y a su hijo. Destrozado, Neferkaptah se suicidó y fue enterrado junto con el libro. Varias generaciones después, el protagonista de la historia, Setne Khamwas, robó el libro de la tumba de Neferkaptah, a pesar de la oposición de su fantasma. Poco después, Setne encontró a una bella mujer que lo sedujo, asesinó a sus hijos y lo humilló delante del faraón. A continuación, descubrió que este episodio había sido una ilusión creada por Neferkaptah y, aterrorizado por recibir un castigo mayor, Setne devolvió el libro a la tumba de Neferkaptah.

Esta historia refleja una creencia egipcia que dice que el conocimiento de los dioses no está hecho para los humanos.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Un video para más info


La tríada de Menfis

  • Ptah "Señor de la magia", era un dios creador. "Maestro constructor", inventor de la albañilería, patrón de los arquitectos y artesanos. Se le atribuía también poder sanador. Creó a los dioses, que son atribuciones y modos de su creador, estableció las regiones (nomos), edificó las ciudades, asignó a cada dios su lugar de culto, edificó sus templos y determinó las ofrendas que debían recibir.
                                                               
  • Sejmet (Sekhmet), "La más poderosa", "La terrible", fue el símbolo de la fuerza y el poder. Era considerada una diosa de la guerra, y de la venganza. Era hija del dios Ra. Su esposo era Ptah y, su hijo, Nefertum. Su ira era temible pero, si se conseguía apaciguarla, otorgaba a sus adoradores el dominio sobre sus enemigos y el vigor y la energía para vencer la debilidad y la enfermedad. En algunos casos fue considerada aliada y protectora de Ra, dado que daba muerte a quienes osaran enfrentarse o atacar a la monarquía divina o terrenal.
  • Nefertum "Atum el bello", dios primordial, que simbolizaba el nacimiento del Sol. Dios primordial, aunque inicialmente no puede ser considerado un demiurgo, era el responsable de vigilar y guardar las fronteras del Este. También era el protector de la segunda hora del día. Dios cuyo nombre significa "Atum el bello"; representa al loto, ya que estaba asociado originariamente a Atum niño. Según los mitos heracleopolitanos y hermopolitanos, este niño que salió del loto emergido de las aguas del Nun, y simboliza el nacimiento del Sol; en Hermópolis Magna, en otra versión de su cosmogonía, era el Sol que nacía de un loto y representaba la energía que da vida a todo lo que crece y se desarrolla, pero también era el fuego que destruía.
                                                         

martes, 10 de marzo de 2015

La tríada de Tebas

  • Amón (véase La Ogdóada de Hermópolis)
  • Mut, "La Madre", diosa madre, origen de todo lo creado, diosa del cielo. Al no tener hijos, adoptó a Montu, y después a Jonsu; por eso figuraba entre el Sol (Amón-Ra) y la luna (Jonsu) como tercer ojo mostrando la perfección cósmica y favoreciendo la inundación del Nilo. Es invocada en el Libro de los Muertos, para evitar que el difunto se descompusiera.
  • Jonsu, dios lunar, asociado con la medicina era protector de los enfermos y el que ahuyentaba a los malos espíritus. También representaba la fertilidad de la Tierra, el poder germinador y los nacimientos. Es mencionado como un dios agresivo y cruel, encargado de alimentar a los dioses, ayudar al faraón en la caza y ejercer de protector contra los genios malignos. Jonsu es un dios lunar que viaja nocturnamente por los cielos en su barca.
                                                                  

La tríada de Elefantina

  • Jnum "El que modela", fue un dios creador. Es el dios de la noche. Era considerado el creador del huevo primordial de donde surgió la luz solar, al inicio de los tiempos, que dio vida al mundo. Dios alfarero que modelaba con lodo del Nilo las personas, creando su ka en el momento de nacer. Dios de la fertilidad. También era guardián de las aguas del inframundo (Duat) y custodio de las fuentes del Nilo en Elefantina. Según una tradición Jnum creaba a los hombres con su torno de alfarero, pero rompió su rueda cansado de hacerla girar y colocó, en cada mujer, una parte de ella. Desde entonces pudieron reproducirse sin su intervención. Formó parte de la tríada de Esna, con Satis y Neit; en la Baja Época serán con Neit y Heka con quienes forma tríada. Era el esposo de Heket en Antinoe.
                                                             
  • Satet, "La que vuela como una flecha", era una diosa de la guerra, asociada a la inundación, la fertilidad y el amor. Fue una de las primeras deidades de la guerra, la caza y la fecundidad, y se la consideró como la madre del río Nilo, Anuket, y protectora del sur de Egipto. Era la esposa de Jnum y madre (o hermana) de Anuket, diosa del Nilo. Pertenecía, además, a la tríada de Esna con Jnum y Neit.
                                                             
  • Anuket es la diosa del agua, diosa del Nilo, especialmente de las cataratas de Asmuán, región donde era especialmente adorada; también diosa de la lujuria. Era la "Gobernante de Nubia", y aunque apodada "La estrecha", a imagen de las gargantas del Nilo, fue diosa de la lujuria, la que fertilizaba los campos en época de inundación. 

La Ogdóada de Hermópolis

A diferencia de la Enéada, la Ogdóada es un conjunto de ocho deidades primordiales. Consta de cuatro parejas de dioses (encarnando cuatro conceptos en sus aspectos masculino-femenino), que juntos, personifican la esencia del caos líquido primigenio existente antes de la creación del Mundo.
La primera pareja la forman Nun y Naunet, "las aguas primordiales", "el océano primordial" o "el caos"; la segunda, Heh y Heket, "el espacio infinito" o "lo ilimitado" (simbolizada por el agua que se estanca y busca su camino); la tercera, Kuk y Kauket, "las tinieblas" o "la oscuridad" y la cuarta, Nia y Niat, "la vida", "la indeterminación espacial" o "la que se separa", a veces sustituidos por Tenemu y Tenemet, "lo oculto" o, más tarde, por Amón y Amonet, "el principio de lo misterioso" o "el oculto". Juntos, los cuatro conceptos representan el estado primordial, lo que no se ve ni se toca, la antítesis de la vida, pero por su concepción de parejas de ambos sexos, representan al tiempo lo que puede ser, el estado fundamental del comienzo. 
En el mito, sin embargo, su interacción en última instancia, resultó ser tan desequilibrada, que produjo un cataclismo y dio como resultado el surgimiento de un montículo primigenio, en cuyo interior había un huevo cósmico. La teología hermopolitana atribuye el suceso a Tot, dios protector de Hermópolis. El montículo se convirtió en una "isla de fuego" y el huevo se fue incubando, hasta que salió del mismo el dios del sol, Ra, que ascendió hasta el cielo. Después de un largo descanso, Ra, junto con las otras deidades, crearon todas las demás cosas del mundo.
Las omnipresencias masculinas de la Ogdóada son representadas como ranas, o personajes con cabeza de rana, mientras que las diosas son simbolizadas con forma de serpiente, o como mujeres con cabeza del mismo animal. También podían representarse como parejas de babuinos (que representaban al dios Tot), por estar asociados al dios sol, puesto que anunciaban el amanecer con sus aullidos. Más tarde, fueron incluso representados como cuatro toros y cuatro vacas. 
Estas deidades siguientes son las que la formaban:
  • Nun es el «océano primordial», elemento común en todas las cosmogonías del Antiguo EgiptoNun era entendido como un "concepto"; es el principio común en todas las cosmogonías, la primera sustancia abstracta, el elemento caótico que contiene el potencial de la vida, simbolizado como caóticas aguas primordiales que ocupaban todo el universo. En el principio, antes de la creación, sólo hay Nun (pero «no existe»), es un océano inerte, sin límites, rodeado de absoluta oscuridad, que no es la noche, pues aún no se había creado esta. Del Nun surge espontáneamente la vida como demiurgo que sólo piensa. A continuación el demiurgo comienza a hablar, y se disocia del Nun que se convierte en el «océano primordial». Aún no existe y por ende no ve lo que ocurre. Entonces el Demiurgo comenta al Nun lo que sucede; el relato del Demiurgo provocando la respuesta y el despertar del Nun, es el origen de la palabra, y del diálogo. En ese momento el Demiurgo se mueve y es el principio de la Creación. Pues el Demiurgo y el Nun no forman parte realmente de la Creación. Se creía que, después de la creación, las aguas del Nun rodeaban la Tierra, siendo Nun el responsable de la inundación anual del Nilo, y de las aguas subterráneas que marcaban los límites entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
                                                     
  • Nunet es la diosa que forma con el dios Nun, su doble, la primera de las cuatro parejas, las primeras aguas, el Océano primordial. Cuando el Nilo se desbordaba en las marismas del delta y luego se retiraba, aparecían ranas y serpientes, por lo que a las primeras se las identificaba con la forma de las cuatro divinidades masculinas de la Ogdóada y a las segundas con las femeninas. Por eso, a Nunet se la suele representar por una mujer con cabeza de serpiente, presidiendo, con su pareja Nun el caos acuoso. Junto con Nun, es el elemento del que surgió toda vida, el principio de la luz, divino formador del mundo. Es el lugar de donde sale por sí mismo el gran dios Amón-Ra.

  • Heh es el dios del espacio infinito y la eternidad. Heh, a partir del Imperio Nuevo, es el resultado de la fusión de dos dioses egipcios, uno de la Ogdóada, que desempeña un papel esencial en la cosmología de Hermópolis, y de otro dios, el del tiempo infinito, el de la eternidad.
  • Heket diosa benéfica, símbolo de vida y fertilidad que preside los nacimientos y como comadrona ayudaba en el parto. Cada mañana asistía al nacimiento del Sol, por lo que fue considerada una de las diosas de las embarazadas, llamada "La que hace respirar", pues daba el soplo de vida al recién nacido, colocándole el Anj ante la nariz. Por ayudar en la resurrección de Osiris, también se la consideraba ayudante de los difuntos en su renacimiento. Fue considera hija de Ra y la esposa de Shu engendrando a Nut y Geb. También era la compañera de Jnum en Antinoópolis, aunque en la región de Kom Ombo es la mujer de Sobek-Ra.
  •  Amón se le consideraba una deidad del aire, pero más tarde se le asoció a Ra, dios de Heliópolis, divinidad solar, bajo el nombre de Amón-Ra convirtiéndose en la principal divinidad de la religión egipcia. Amón representa un conjunto de conceptos abstractos asociados al aire, pues se encuentra en todo lugar y en todo momento, de ahí procede el título de "el oculto", ya que no podía verse, pero sí sentirse, y era el que atendía generosamente las peticiones que el pueblo le hacía llegar mediante súplicas y ofrendas. Amón se encuentra asociado a otros dioses, como a sus esposas Amonet y Mut, y a su hijo Jonsu. En Debod, Dakka y Dendur tenía por compañera a Satis.
                                                         
  • Amonet, "la Oculta", es una diosa protectora y primordial de lo oculto, que personifica el viento del norte, el que trae la vida. Es la deidad tutelar del faraón que está "presente" en la ceremonia de acceso al trono, a veces acompañada por Min. Amonet, en la cosmogonía de Thot, es pareja de Amón, pero fue perdiendo importancia en favor de Mut, quien será considerada la esposa de Amón, al ir creciendo el culto a Osiris. Posteriormente la diosa Isis adoptará todas sus cualidades.
  • Ra "Gran Dios" anónimo, demiurgo, dios del cielo, dios del sol y del origen de la vida, era el símbolo de la luz solar, dador de vida, así como responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Cuenta la leyenda que en un principio no había luz. Solo existía la oscuridad y una gran extensión de agua con el nombre de Nun. El poder de Nun era tan grande que desde el interior de la penumbra hizo brotar un huevo grande y brillante. Y del interior de ese huevo surgió Ra. Ra tenía el poder de hacer lo que quisiera, incluso cambiar de forma. Lo que él nombraba, adquiría forma y se volvía real. Era tan importante el poder del nombre, que guardaba bien secreto su propio nombre para que nadie pudiera usarlo. Ra se dispuso a crear el sol diciendo: “Al amanecer me llamo Kephera, al mediodía Ra y al atardecer Tem”. Y entonces, el sol apareció por primera vez iluminando la oscuridad, se elevó sobre el horizonte y al atardecer descendió para volver a ocultarse. Luego nombró a Shu, y los vientos se congregaron por primera vez y comenzaron a soplar. Cuando Ra nombró a Tefnut, la lluvia se hizo presente con sus gotas. Más tarde nombró a Geb y con solo nombrarlo, se formó la tierra y para hacerle compañía nombró a la diosa Nut, y el firmamento se arqueó sobre la tierra. Cuando quiso coronar a Egipto con el río Nilo, nombró a Hapi. Y el Nilo comenzó a fluir a través de Egipto fertilizando su amplio valle. Ra, comenzó a nombrar una por una todas las cosas que existen sobre la tierra y estas se hicieron visibles y crecieron. Finalmente les dio nombre a los hombres y a las mujeres, y desde entonces la humanidad pobló la tierra. Ra podía asumir la forma que quisiera. Entonces, tomó la forma de un hombre y se convirtió en el primer faraón de Egipto.
Ra gobernó Egipto durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios solo tenían palabras de agradecimiento y no dejaban de ensalzar su nombre. Pero Ra, había tomado forma humana y por lo tanto envejecía día a día. Un buen día, los egipcios, dejaron de respetarlo, comenzaron a burlarse de su aspecto senil y a desobedecer sus órdenes. Ra no pudo evitar oír las burlas y comentarios y cuando vio que los hombres no obedecían las leyes, se enojó de tal manera que decidió convocar a los dioses que había creado en un lugar secreto para pedir consejo. Allí estaban Shu ,Tefnut, Geb, Nut y Nun escuchando el problema que aquejaba al dios Ra. Nun habló diciendo: Lo que debes hacer es destruirlos con la forma de tu hija, la diosa Sekhmet. Los otros dioses, al ver el mal comportamiento de los hombres, le aconsejaron también destruir a los hombres por intermedio de la diosa Sekhmet. Ra, con su ojo, que despedía una mirada aterradora, creó a la diosa Sekhmet. Feroz y sanguinaria cual leona que persigue su presa y se deleita en la matanza y en la sangre. Siguiendo las órdenes de Ra, desencadenó su furia sobre todos los que ridiculizaron a su padre, sembrando el terror y la desesperación en todo Egipto. Los hombres huían a esconderse, pero la diosa Sekhmet, los perseguía y los asesinaba relamiéndose con la sangre. Cuando Ra vio lo que Sekhmet había hecho la llamó a su presencia para preguntarle si lo había obedecido. Sekhmet le respondió que estaba feliz porque había vengado a su padre Ra, eliminando a todos los hombres que éste le había entregado. Todo Egipto estaba teñido del color de la sangre y era imposible detener la furia de la cruel y sanguinaria Sekhmet. Pero Ra se apiadó de los hombres y decidió hacer algo para frenar la matanza. Envió entonces a mensajeros rápidos y silenciosos en busca de grandes cantidades de ámbar. Luego ordenó preparar muchos litros de cerveza hasta llenar siete mil jarras. Más tarde, mandó mezclar el ámbar con la cerveza. A la luz de la luna, la cerveza adquiría el color rojo de la sangre. Hizo llenar nuevamente las jarras y envió a sus mensajeros a volcarlas en el lugar donde se encontraba Sekhmet. Al salir el sol, Sekhmet estaba preparada para su próxima cacería, cuando vio la tierra inundada de color rojo y creyó que sería sangre real porque no había cerca ningún hombre. Se acercó y bebió alborozada mientras reía y disfrutaba pensando que era sangre. Bebió tanto ese día, que presa de la ebriedad, no pudo matar a ningún hombre. Cuando Sekhmet volvió ante la presencia de Ra, el dios la recibió con alegría pues no había matado a ninguna persona y decidió cambiar su nombre por el de Hathor. A partir de ese momento se convirtió en la diosa Hathor, fue la diosa de la dulzura, el amor y la pasión. La humanidad fue redimida y Ra continuó reinando en su ancianidad, aunque sabía que había llegado el momento de delegar el gobierno de Egipto en los dioses jóvenes. No olvidemos que el poder de Ra estaba en su nombre secreto. Si alguien lo descubría, Ra dejaría de reinar. Ra sabía esto y lo mantenía oculto en su corazón. Solo utilizando grandes poderes mágicos se podría conocer. La diosa Geb se unió con Nut y tuvieron varios hijos: Isis, Osiris, Neftis y Seth. Isis era la más sabia de todos ellos. Isis conocía todos los secretos del cielo y de la tierra, pero lo que no conocía era el nombre secreto de Ra y se propuso descubrirlo. Ra era muy viejo. Caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba. Sus palabras se escuchaban entrecortadas y como la mayoría de los ancianos, babeaba. Isis comenzó a seguirlo a escondidas y cuando una gota de la baba de Ra cayó sobre la tierra formando barro, ella lo recogió y modeló una serpiente. Colocó la serpiente cerca del camino y cuando Ra paseaba, la serpiente lo mordió y luego huyó a ocultarse. El veneno corrió rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora desconocido. Ra gritó con todas sus fuerzas y los dioses corrieron a su encuentro. Ra estaba desconcertado. Sentía que un fuego lo quemaba por dentro y no encontraba explicación a lo sucedido. Los dioses convocados, lloraban y se lamentaban por lo sucedido. Entre estos dioses, se encontraba la astuta Isis que se acercó preguntando:- ¿Qué sucede padre todopoderoso? ¿Acaso te ha mordido una de las serpientes que has creado? Ra respondió:-Me ha mordido una serpiente que yo no he creado. No puedo dejar de temblar. Siento que un fuego abrasador me quema por dentro y me devora. Isis se acercó con dulzura y le dijo al oído:- Si me dices tu nombre secreto, podré hacer uso de mis poderes mágicos y podré sanarte. Ra respondió: -Yo soy el que hizo el cielo y la tierra. El que creó las aguas, los vientos, la luz, la oscuridad. Soy el creador del gran río Nilo. Yo soy Khepera por la mañana, Ra al mediodía y Tum al atardecer. Isis respondió: - Tú sabes bien, padre todopoderoso, que esos nombres son conocidos por todos. Lo que yo necesito para curarte es tu nombre secreto. Ra la tomó de la mano y le susurró al oído: Antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo, júrame que no se lo dirás a nadie salvo al hijo que tendrás al que llamarás Horus. Y Horus deberá jurar que el nombre permanecerá en él por siempre. No se lo debe comunicar ni a otros dioses ni a otros hombres. Isis realizó su juramento y el conocimiento del nombre secreto pasó del corazón de Ra al corazón de Isis. Entonces, Isis haciendo uso de todos su poderes mágicos dijo: Por el nombre que conozco, ordeno que el veneno abandone el cuerpo de Ra para siempre. El veneno desapareció y Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Encontró un lugar en el cielo donde pasear siguiendo la trayectoria del sol.

La Enéada de Heliópolis

Los egipcios tuvieron una gran tendencia a las agrupaciones familiares de sus dioses, primero por parejas, representando la fuerza creadora  mediante un principio femenino y otro masculino. Tras la reunificación, cada ciudad luchaba por la preeminencia de su dios, colocándolo a la cabeza de un mito de creación, a la cabeza de agrupaciones familiares: las parejas pasaron a tríadas o grupos mayores, hasta llegar a formar Enéadas, compuestas casi siempre por nueve divinidades relacionadas entre sí. 
Todas las cosmogonías locales eran aceptadas, y todas tenían una base común:
  • El Océano Primordial (Nun), dónde se encuentra el potencial de vida y de dónde nacerán los dioses en clara analogía con el Nilo como dador de vida.
  • La Colina Primigenia, dónde se originó la vida, representada por las tierras que quedaban al descubierto tras las crecidas, lugares fertilizados donde la vida resurgía cíclicamente.
  • El Sol, dios creador, causante del nacimiento y desarrollo de los seres vivos,
  • Los fenómenos naturales, personificados en diversos dioses.
En la Enéada podemos distinguir tres principios que forman la creación en sí misma:
  • Principio creador: Vida Cósmica: Atum-Ra, Shu, Tefnut.
  • Cosmos ordenado: Vida de la Naturaleza: Geb, Nut.
  • Orden político: Vida del Hombre: Osíris, Isis, Seth, Neftis, (Y Horus).
Bajo estas líneas se describen a los anteriores dioses:
  • Atum, dios creador, "El que existe por sí mismo", era un dios solar. Atum surgió del "océano primigenio", Nun, creándose a sí mismo (mediante autofelación, saliva, lágrimas, sudoración u otros métodos). Mediante su conciencia, Ra, crea a los demás dioses: Shu y Tefnut (aire y humedad), quienes a su vez son padres de Geb y Nut (la tierra y el cielo), padres de los dioses: Osiris, Isis, Neftis, Seth y Horus el viejo. Atum, según la teología Menfita, fue concebido del corazón de Ptah, "Señor de la magia".
                                                                
  • Shu “Luz”, es una deidad cósmica, que personifica el aire atmosférico y la luz. Shu es el responsable de los fenómenos atmosféricos no violentos; personifica los rayos que llegan de Ra, el calor ardiente del verano y del sol del mediodía y la sequedad del aire. También, como ba de Jnum, del frío viento del Norte, y del principio vital de los seres vivos. Simbolizaba la fuerza vital que anima el universo como aspecto de la deidad suprema, Atum-Ra. Su eterna ocupación será mantener separados el cielo, Nut, y la tierra, Geb, para evitar el caos del universo.
                                                             
  • Tefnut, diosa que encarna la humedad, representa al rocío que vivifica y a los procesos corporales que producen humedad. Estaba asociada a las divinidades guerreras, al ojo solar, de Ra, y al uraeus, representación de la diosa Uadyet, "Señora del Cielo". Hija de Ra, era la madre de Geb y Nut. Fue la hermana y mujer de Shu (que representaba el aire seco). Enfadada con Ra marchó a Nubia; Shu y Thot fueron a buscarla, y consiguieron que volviera a Egipto, propiciando la llegada de la inundación. Proporcionaba el aliento a los difuntos
  • Nut, o Nuit, "La Grande que parió a los dioses", es la diosa del cielo, creadora del universo y los astros. Hija de Shu y Tefnut, esposa de su hermano Geb, y madre de los dioses Osiris, Isis, Seth, Neftis y Horus el viejo, que nacieron en los días epagómenos, también conocidos como los cinco días del diablo. Nut, diariamente paría al Sol que viajando sobre su cuerpo llegaba hasta su boca, desapareciendo en el interior (o en la Duat), renaciendo al día siguiente. Protectora de los muertos, que acudían a ella para obtener alimento y protección, daba a los difuntos la facultad de renacer. 
  • Geb, dios creador, principio de vida y fertilidad, personifica a la Tierra ("la Casa de Geb"). Es una de las deidades más antiguas. Príncipe de los Dioses, hereda el trono su padre Shu, luego legó la autoridad sobre la Tierra a Osiris, después pasó a Horus y finalmente al faraón, denominado heredero de Geb. Hermano y marido de Nut, sus hijos fueron Osiris, Isis, Neftis, Seth y Horus el viejo. Vigila, en la Sala del Juicio, el pesaje del corazón del difunto y mantenía prisioneros los espíritus de los que no habían sido justos. También es guardián de las puertas de la Duat (el Cielo).
                                   
  • Isis (del griego antiguo Ίσις) es el nombre griego de una diosa de la mitología egipcia. Su nombre egipcio era Ast, que significa trono.  Fue denominada "Gran maga", "Gran diosa madre", "Reina de los dioses", "Fuerza fecundadora de la naturaleza", "Diosa de la maternidad y del nacimiento". sus padres eran Geb y Nut. Era más prominente mitológicamente como la esposa y hermana de Osiris y la madre de Horus y fue venerada como la esposa y la madre arquetípica. Su historia es esta:
    Osiris, hermano y esposo de Isis, reinaba en el antiguo Egipto con paz, armonía y sabiduría. El Nilo fertilizaba la tierra y las cosechas eran abundantes. Sus súbditos eran felices. Un día, Osiris salió de viaje para conocer otras civilizaciones y dejó el reino bajo el mando de su esposa Isis. Seth, su envidioso hermano, se sintió humillado pues creía que él debería gobernar y no Isis.
    Cuando el dios Osiris volvió, Seth quiso hacer una gran fiesta de bienvenida y lanzó un desafío a los invitados: aquél que entrase en el cofre que Seth había traído, éste se lo regalaba como prueba de fidelidad y respeto. Muchos intentaron pero el cofre resultaba pequeño o grande. Osiris, curioso, quiso probar y le encajó perfectamente bien. Seth sabía el tamaño de su hermano y era por esto que el cofre le había servido como un guante. Inmediatamente el hermano, junto con 72 cómplices, cerraron la caja de metal herméticamente y la arrojaron al Nilo. Isis, con amor y confianza, empezó su travesía para recuperar el cuerpo de su esposo. Después de largas y penosas caminatas por Egipto, la diosa encontró el cofre con los restos de Osiris. Pero el drama continuó cuando Seth, en su maldad sin fin, robó el cadáver y lo cortó en catorce pedazos que, nuevamente, esparció por todo el reino. Isis no se rindió y, en compañía de su hermana Neftis, la esposa de Seth, recorrió cada lugar del reino. Finalmente consiguieron encontrar todos los pedazos con excepción del pene. Sin embargo, Isis reconstruyó a Osiris ayudada por Anubis y Neftis, e impregnada de él concibió a Horus, quien posteriormente vengaría a su padre luchando contra Seth. 
                                                        
  • Osiris es el dios egipcio de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo; es el dios de la vegetación y la agricultura; también preside el tribunal del juicio de los difuntos. Era el jefe de la tríada Osiriaca, formada por Osiris, Isis (su mujer) y Horus (su hijo). En el mito inicial, Osiris (el bien), es asesinado por su hermano Seth (el mal), quien lo arroja al Nilo, en donde lo encontrará Isis que ayudada de su sobrino Anubis le devuelve la vida con su amor. Con esa resurrección se establece el triunfo del bien sobre el mal.
    Osiris fue un héroe cultural, rey mítico, fundador de la nación egipcia, que enseñó a los hombres la civilización, las leyes, la agricultura y cómo adorar a los dioses. Muere como hombre pero resucita como inmortal gracias a Thot. Es el responsable de juzgar a los muertos en la Duat, donde está acompañado por 42 dioses-jueces (uno por cada nomo) que dictaminarán lo que acaecerá al difunto. Osiris es hijo de Geb y Nut, fruto de una intriga amorosa. Cuando Ra se entera de la infidelidad de su esposa, decreta la imposibilidad de parirlo en ningún mes del año. Thot, otro amante de Nut, jugando una partida con la Luna (Jonsu), consiguió ganarle una 72.ª parte de cada día del año, con la que compuso cinco días que añadió al año egipcio de 360 días. Es el origen mítico de los cinco días epagómenos, considerados fuera del año, y exentos de la maldición de Ra. Por eso, Osiris nace el primer día de ellos.
    En los días epagómenos, nacieron en orden de días:
    1. Osiris, fue considerado un día desafortunado.
    2. Horus "El Viejo", fue considerado un día afortunado o desafortunado.
    3. Seth, fue considerado un día desafortunado. Nació rasgando el costado de su madre.
    4. Isis, fue considerado un día afortunado.
    5. Neftis, fue considerado un día desafortunado.
    Mediante una trampa artera, su hermano Seth lo asesinó, cortando su cuerpo en catorce pedazos que esparció por todo Egipto. Su esposa y hermana Isis recuperó amorosamente todos los miembros, excepto el viril, que se había comido el pez oxirrinco. Con la ayuda de su hijo adoptivo, Anubis lo embalsamó y, posteriormente, Isis con su poderosa magia logró insuflar nueva vida al cadáver momificado de Osiris, quedando embarazada de él. Engendraron así a su único hijo, Horus, quien vengó la muerte de su padre, desterrando a Seth al desierto y recuperando el trono de Egipto, mientras que Osiris permanecería como rey de los muertos, en los fértiles campos de Aaru.
                                                      
  • Neftis simboliza la oscuridad, las tinieblas, la noche, la muerte. Está íntimamente asociada a Isis y representa lo opuesto a ésta. Era hija de Geb y Nut, hermana de Isis, Osiris y tía de Horus, esposa-hermana de Seth. Como no pudo tener hijos de Seth, mantuvo relaciones con Osiris y concibió un hijo: Anubis. Al principio de la creación del mundo junto a su esposo Seth, sembraba caos y destrucción, al contrario que su hermana Isis, y su esposo Osiris, que civilizaron al mundo e inculcaban la paz y el amor. Habitaba en las regiones hostiles, tales como el desierto, donde guiaba a los viajeros. Representaba al viento del Este.
  • Seth, deidad de la fuerza bruta, de lo tumultuoso, lo incontenible. Señor de lo que no es bueno y las tinieblas, dios de la sequía y del desierto.
                                                             

El Libro de los Muertos

Esto eran una serie de sortilegios mágicos destinados a ayudar a los difuntos en el juicio de Osiris, guiarlos en su viaje a través de la Duat, el inframundo, hasta llegar al Aaru, la otra vida. El Libro de los Muertos era introducido en el sarcófago o en la cámara sepulcral del fallecido, de manera que le sería más fácil pasar por todo el proceso anteriormente mencionado. Aún así, no existía un único y canónico Libro de los Muertos. 
Este libro se compone de una serie de textos individuales acompañados de ilustraciones. La mayoría de sus capítulos comienzan con la palabra ro, que puede significar boca, habla, un capítulo de libro, pronunciación o sortilegio. En la actualidad se conocen 192 sortilegios, aunque ningún manuscrito individual los contiene todos. Sirven a una gran cantidad de propósitos. Algunos están destinados a dar al fallecido conocimientos místicos en el más allá, o identificarlos a ellos con los dioses. Otros son encantos para garantizar que las diferentes partes de un fallecido son preservadas y reunidas, o también para otorgar al muerto el control sobre el mundo que le rodea. Algunos protegen al difunto de fuerzas hostiles, o lo guían a través de los obstáculos del inframundo. 
Los textos y las imágenes del Libro de los Muertos eran tanto mágicos como religiosos. La magia era una actividad tan legítima como el rezo a los dioses, aun cuando la magia estaba dirigida a influir en los propios dioses. De hecho, para los antiguos egipcios hay poca diferencia entre las prácticas mágicas y religiosas. El concepto de magia, heka, estaba íntimamente ligado a la palabra escrita y hablada, por lo que el acto de pronunciar un ritual era una acción de creación; la acción y la pronunciación se consideraban lo mismo. El poder mágico de las palabras se extendió a las palabras escritas. Los egipcios creían que los jeroglíficos eran un invento del dios Tot y gozaban de poder, pues también transmitían toda la fuerza de un sortilegio. Esto era efectivo incluso cuando el texto se acortaba u omitía, como ocurre en los rollos tardíos del Libro de los Muertos y en los que las imágenes gozaban de mayor protagonismo. Los egipcios también creían que conocer el nombre de algo les daba poder sobre ello, por lo que el Libro de los Muertos dotaba a su propietario de los nombres místicos de muchas de las entidades que se encontraría en el más allá y de poder sobre ellas.
Los sortilegios del Libro de los Muertos hacen uso de varias técnicas mágicas que también podían ser usadas en otras áreas de la vida egipcia. Algunos son para amuletos mágicos que podían proteger a los muertos de cualquier daño. Además de ser representados en los papiros del Libro de los Muertos, estos sortilegios han aparecido en amuletos envueltos junto con la momia. La magia diaria hacía uso de un gran número de amuletos. Diferentes artículos que estaban en contacto directo con el cadáver en la tumba, como el soporte de la cabeza, también tenían valor de amuleto. Otros sortilegios también se refieren a las creencias egipcias sobre el poder mágico y curativo de la saliva.
Casi todos los ejemplares del Libro de los Muertos eran únicos, pues contenían una selección distinta de sortilegios de todo el corpus de textos disponible. Durante la mayor parte de su historia el libro no tuvo orden o estructura definida.
Los Libros de los Muertos de la época Saíta (dinastía XXVI) tienden a organizar los capítulos en cuatro secciones:
-Capítulos 1-16 El difunto entra en la tumba, desciende a los infiernos y el cuerpo recupera el movimiento y el habla.

-Capítulos 17-63 Explicación del origen mítico de los dioses y los lugares, los fallecidos son obligados a vivir de nuevo a fin de que puedan surgir, nacer, con el sol de la mañana.
-Capítulos 64-129 Los fallecidos viajan a través del cielo en el arca solar como uno de los muertos benditos. Por la noche descienden al inframundo para presentarse ante Osiris. 
-Capítulos 130-189 Tras haber sido reivindicado, el fallecido asume poder en el universo como uno de los dioses. Esta parte también incluye diversos capítulos sobre amuletos protectores, provisión de comida y lugares importantes.

Los sortilegios del Libro de los Muertos reflejan las creencias egipcias sobre la naturaleza de la muerte y el más allá, por lo que es una fuente vital de información acerca de las creencias egipcias sobre esta materia.
-Preservación: Según las creencias egipcias, un efecto de la muerte era la desintegración de los kheperu, o modos de existencia, por lo que los rituales funerarios servían para reintegrar estos diferentes aspectos del ser. La momificación preservaba y transformaba el cuerpo físico en un sah, una forma idealizada con aspectos divinos. El Libro de los Muertos contiene sortilegios destinados a preservar el cuerpo del fallecido y muchos de ellos debían ser recitados durante el proceso de momificación. El corazón, considerado como aspecto del ser con inteligencia y memoria, también era protegido con sortilegios, y si se daba el caso de que el corazón físico hubiera resultado dañado, era común enterrar escarabeos enjoyados junto al cuerpo para servir como su remplazo. El ka, la fuerza vital, permanecía en la tumba con el cuerpo muerto y requería el sustento de las ofrendas de comida, agua o incienso. En el caso de que los sacerdotes o los familiares no incluyeran estas ofrendas, el sortilegio 105 aseguraba la satisfacción del ka. El nombre del fallecido, que constituía su individualidad y era requerido para su existencia continua, era escrito en varios lugares a lo largo del libro y el sortilegio 25 se cercioraba de que el difunto recordaba su propio nombre. El ba era la fuerza anímica del muerto y era éste, representado como un ave con cabeza humana, el que podía «salir al día» desde la tumba. Los sortilegios 61 y 89 actuaban para preservarlo. Finalmente, la sombra del difunto era salvaguardada por los sortilegios 91, 92 y 188. Si todos estos aspectos de la persona se podían preservar, saciar y recordar de distintas maneras, entonces el difunto podía vivir en la forma de un Aj, un espíritu bendecido con poderes mágicos que podía morar entre los dioses.

-Más allá: La naturaleza del más allá que los fallecidos disfrutaban es difícil de definir, sobre todo por las diferentes tradiciones dentro de la antigua religión egipcia. En el Libro de los Muertos los difuntos eran llevados ante la presencia del dios Osiris, deidad confinada en la Duat del inframundo. Había sortilegios destinados a que el Ba o el Aj del fallecido se unieran a Ra en el viaje por el cielo en su barca solar y le ayudara a luchar contra Apofis. Además de la unión con los dioses, el Libro de los Muertos también describe a los muertos vivientes en el «Campo de Juncos», una versión paradisíaca, abundante y exuberante del Egipto real, en la que había campos, cosechas, ríos, animales y gente. Al fallecido se lo veía encontrándose con la Gran Enéada, un grupo de dioses, así como sus propios parientes. Aunque el Campo de Juncos se entendía como placentero y generoso, requería de trabajo manual, razón por la cual en los enterramientos se incluían numerosas  pequeñas estatuas llamadas ushebti que iban inscritas con sortilegios, también incluidos en el Libro de los Muertos, y a las que se le requería hacer cualquier trabajo manual que el fallecido necesitara en la otra vida. Los difuntos no sólo iban al lugar en que moraban los dioses, sino que también adquirían características divinas. Según describe el Libro de los Muertos, el camino hacia el más allá estaba plagado de dificultades. A los fallecidos se les requería atravesar una serie de puertas, cavernas y montañas vigiladas por criaturas sobrenaturales y aterradoras que iban armadas con enormes cuchillos. Son representadas con formas grotescas, normalmente con cuerpos humanos y cabezas animales, o con la combinación de diferentes bestias. Sus nombres, como por ejemplo «El que vive entre las serpientes» o «El que baila en sangre», son igualmente grotescos. Estas criaturas debían ser pacificadas con la recitación de los sortilegios adecuados incluidos en el Libro de los Muertos, destinados a eliminar su amenaza e incluso pasar a gozar de su protección. Otro tipo de criaturas sobrenaturales eran los «asesinos», que mataban a los injustos en nombre de Osiris. El Libro aleccionaba a su propietario para escapar de su atención. Además de estas entidades sobrenaturales, había otras amenazas de animales reales o imaginarios, como cocodrilos, serpientes o escarabajos.

-El juicio de Osiris: Si todos los obstáculos de la Duat eran salvados, el fallecido era juzgado en el ritual del Pesado del Corazón, descrito en el famoso Sortilegio 125. El fallecido era guiado por el dios Anubis ante la presencia de Osiris, donde debía jurar que no había cometido ningún pecado de una lista de 42, mediante la recitación de un texto conocido como la «Confesión Negativa». Entonces el corazón del difunto era pesado en una balanza contra la diosa Maat, que encarnaba la verdad y la justicia. Esta diosa era a menudo representada como una pluma de avestruz, el signo jeroglífico de su nombre. En este punto existía el riesgo de que el corazón del difunto diera testimonio y revelara los pecados cometidos en vida, aunque el sortilegio 30B prevenía esto. Si la balanza permanecía en equilibrio significaba que el fallecido había llevado una vida ejemplar, tras lo que Anubis lo llevaría hasta Osiris y podría encontrar su sitio en el más allá, convirtiéndose en maa-kheru, que significa «reivindicado», o «justo de voz». Si el corazón no estaba en equilibrio con Maat, lo esperaba la temible bestia Ammyt, la Devoradora, lista para engullirlo y mandar la vida de la persona en el más allá a un cercano y poco placentero final.
     

Los componentes del cuerpo

Nuestro antiguos egipcios creían que los humanos poseíamos un cuerpo (jat), un cuerpo espiritual (sahu), "espíritu" (ba), un "doble" (ka), inteligencia (ju), su sombra (jaibit), una forma (sejem), un corazón o mente (ib), y un nombre (ren).
Cuerpo: El cuerpo "físico", denominado Dyet por los egipcios, o Jat, Chat o Khat, Es inerte, un simple trozo de materia. Sirve de soporte físico para los demás elementos, por lo que debía de ser momificado para asegurar su incorruptibilidad, y de esa manera garantizar que continuara existiendo, incluso después del fallecimiento.
Sahu: El sahu, Atmu, o cuerpo espiritual, el que obtuvo un grado de conocimiento, poder y gloria, volviéndose duradero e incorruptible, pudiéndose asociar al alma y conversar con ella. Es el Máximo Misterio, la causa espiritual del hombre mismo. Así, podrá ascender al Cielo y morar con el sahu de los justos y dioses.
Ib: El ibab, o hati, simbolizado por el corazón, fue considerado la sede de los pensamientos y las emociones según las creencias egipcias. Era uno de los elementos espirituales más importantes. Los egipcios emplearon dos palabras diferentes para designar el corazón: ib y haty. Con el término ib se suelen referir al corazón como órgano que originaba los sentimientos, la sede del pensamiento, memoria, inteligencia, conciencia, imaginación, valor, fuerza vital, el deseo, etc. La palabra haty (ḥ3ty) solía utilizarse para indicar el corazón en su aspecto físico. Como para otras antiguas culturas, el corazón era la sede de las emociones, también del pensamiento intelectual, conciencia y moralidad.
Ka:
Ka (kȝ en egipcio) era una pizca del principio universal e inmortal de la vida. Ka es un concepto semejante al de la "fuerza vital", lo que diferencia a una persona viva de otra muerta, muerte que ocurría cuando ka abandonaba el cuerpo. Se pensaba que el Ka era creado por Jnum, en su rueda de alfarero, para ser depositado en los hijos en el momento de su concepción. Los egipcios también creyeron que el Ka se sostenía por medio del alimento y la bebida.
Ba: El ba es una fuerza anímica, la fuerza animada de cada ser fallecido, personalidad espiritual manifestada una vez acaecida la muerte. era una especie de mediador entre el mundo de los dioses y la Tierra, pues tenía movilidad y hacía posible que ambos mundos se relacionaran. Era el medio que tenía el difunto para desplazarse y reunirse con su ka que permanecía en la tumba. El ba abandonaba el cuerpo en el momento de la muerte del individuo y ascendía al reino celestial pero, cada noche, debía acudir al sepulcro para alojarse en el cuerpo del difunto, iba y venía del mundo de los dioses a la tumba. El ka y el ba eran componentes indisociables, se necesitaban uno a otro, y la destrucción del cuerpo implicaba la eliminación del ba. El ba de las divinidades se manifestaba en encarnaciones terrenales, como animales, en estatuas sagradas, y en otras entidades divinas asociadas.
Ren: Ren es el nombre que una persona recibía al nacer pero que cambiaba a medida que esa persona iba evolucionando, recibiendo así nuevos títulos. A menudo la prolongación o modificación del Ren suponían un acto honorífico en el que el individuo podía obtener reconocimiento por un acto realizado o una circunstancia social. El Ren era un nombre único para cada persona que permitía que el hombre perdurara; se creía que éste no moría del todo mientras su Ren fuese pronunciado, es decir, mientras el nombre del difunto no fuera olvidado por completo. Esto explica por qué los faraones y otros personajes influyentes hacían enormes esfuerzos en preservar su nombre, inscribiéndolo una y otra vez en los monumentos que construían, en tumbas, en documentos, etc.
Sheut:  Sheut, Shuit o Jaibit, literalmente la sombra de un ser humano, o de los seres animados, incluso la de los dioses (necher). La sombra era considerada como una especie de entidad espiritual, constituyente de la identidad de cada persona, debido al evidente hecho de que una persona no existe sin sombra, y la sombra de cada persona no existe sin la misma; los antiguos egipcios conjeturaron que la sombra contenía algo esencial de la personalidad. 
Aj: El Aj o Akh' es el cuerpo luminoso o de gloria, un elemento vinculado con la "luz", es un concepto netamente funerario ligado a las estrellas, y con ellas, a la resurrección e inmortalidad. Si bien en un principio sólo los faraones y dioses tenían Aj, este concepto se fue modificando, pudiéndolo obtener algunas personas mediante iniciación y trabajo. Es la máxima expresión del ser humano "realizado" que puede alcanzar la vida futura entre las estrellas. Su aparición surge de la unión del Ka y el Ba, aunque otros autores opinan que surgía de la unión del Ba con el Dyet (el cuerpo)
Sejem: El Sejem (Sekhem) era la manifestación de la fuerza y voluntad divinas; podía conseguirse mediante iniciación y arduo trabajo y confería al que lo obtenía el poder de los dioses en este mundo. Los sacerdotes, o magos, que lo poseían se convertían en portadores de la fuerza y voluntad divinas y su manifestación en este mundo.

La Duat

También llamada Amenti o Necher-Jertet, era el inframundo de nuestra mitología, el lugar donde se celebraba el Juicio de Osiris, y donde el espíritu del difunto debía deambular, sorteando malignos seres y otros peligros, según se narra en el Libro de los Muertos, y pasar por una serie de "puertas" en diferentes etapas del viaje, descritas en el Libro de las Puertas.
En la duat gobernaba Osiris. Para los egipcios este lugar es donde Ra hacía su viaje en la barca solar. Los Textos de las Pirámides la denominan Dat y se muestra como un mundo celeste situado sobre la Tierra. Encima de la Dat se encontraba el reino celeste de Ra, al que solamente el faraón fallecido podría acceder.
La Dat estaba regida por Horus, el dios halcón de naturaleza celestial; y Anubis es la divinidad que preside los espíritus de los hombres, denominados "Occidentales", que tras su muerte irían a este cielo inferior. En él estaban aquellos espíritus que todavía no eran absolutamente puros. 
Cuando las creencias evolucionaron, Osirs pasó a ser el señor de la Duat y es, en esa época, cuando se habría situado esta región en el inframundo, un cielo inferior, situado bajo la Tierra.
En el Imperio Nuevo ya se pensaba que la Duat era el inframundo, situado debajo de la tierra, por donde el dios solar Ra viajaba del oeste al este durante la noche. Los antiguos egipcios dividían cada día en veinticuatro horas, doce en el período de luz solar, en las que Ra surcaba el cielo en su barca diurna, y otras doce nocturnas, referentes al mundo del Más Allá, cuando el dios sol Ra, en su barca nocturna, atravesaba las regiones oscuras de la Duat, y donde luchaba diariamente contra Apofis. Era también el lugar donde iban los espíritus de los egipcios después de muerte. La estructura del Duat y los peligros que acechaban a los espíritus de los muertos se describen en textos tales como el Libro de las Puertas y el Libro de los Muertos.
Al ser la Duat un mundo complejo, plagado de lugares enigmáticos y genios dañinos o benéficos, a partir del Imperio Nuevo se compuso un texto llamado “Libro del Amduat” donde se exponía su geografía y sus seres para emplearlo a modo de guía.